Dudamos de que haya en Oaxaca, e incluso más allá, un local como este íntimo mostrador. El chef Ricardo Arellano ha dado vida a un omakase creativo que fusiona sabores japoneses con ingredientes y recetas locales. ¿Qué significa eso? Significa que su kampachi puede ir acompañado de papaya nixtamalizada o que el atún se ase sobre carbón binchotan antes de ser presentado sobre una hoja de achicoria con puré de cebolla tatemada. El rollito de anguila se acompaña de un puré de pulpa de agave con notas dulces y ahumadas. El menú es más ligero, pero consigue marcar al comensal y transmitirle una sensación de autenticidad de la forma más sencilla y natural. Los lugareños aún no han adoptado el lugar, así que no te sorprendas si compartes barra con otros viajeros.