Este elegante restaurante de la Roma Norte instalado en un antiguo taller de coches transformado posteriormente en billar conserva restos de su pasado industrial. Aunque Máximo abrió hace relativamente poco, el local está dejando huella tanto por su chef y su fascinante historia vital, como por su cocina mexicana de influencia internacional, propuesta tanto en forma de menú degustación como a la carta. Tras sentarte, el pan con berenjena tatemada –con un agradable sabor a carbón– dará paso a las láminas de kampachi, con crema de aguacate y el toque justo de picante. La influencia francesa se hace evidente en el magret de pato, con su piel bien crujiente y un jugo con un toque de jerez. El helado de queso de cabra, philo, guayaba y aceite de oliva asegura un final muy agradable.